Fotografía del 26-J

Por Arturo Aliaga. Presidente del Partido Aragonés (PAR) y portavoz en las Cortes de Aragón.

Las elecciones europeas celebradas en 2014 y las autonómicas y municipales del año 2015 evidenciaron el comienzo de profundos cambios políticos en España, como consecuencia de la entrada en las instituciones de nuevas fuerzas que el 20 de diciembre irrumpieron en el escenario político nacional. No hubo sumas que favorecieran la formación de un Gobierno estable ni intenciones por parte de los socialistas para ayudar a su conformación desde la unión de las fuerzas constitucionalistas. Más bien al contrario provocaron un bloqueo inaceptable que desembocó en la convocatoria para una nueva vuelta a las urnas con la considerable pérdida de tiempo, dinero e imagen exterior.

Esa incapacidad de entonces se podría ver «clonada» ahora si los acontecimientos -hay que evitarlo- volvieran a repetirse. Opino que un nuevo bloqueo sería «una tortura política» para el común de los electores. Volvería a colocarnos en el arduo camino hacia los terceros comicios y supondría el ofrecimiento gratuito de una imagen lamentable de España aquí, en Europa y a nivel mundial, y una desestabilización política con consecuencias económicas y sociales.

La incertidumbre de otro escenario que dibuja la posibilidad de un Gobierno de Podemos ya ha hecho mella en los mercados. La desaceleración económica estará servida si no somos capaces de atender y entender los efectos inmediatos y colaterales que provocaría. Existen muchas razones de peso para no votarles. Quieren destruir la democracia, aplicar políticas de gobierno radicales para favorecer a unos pocos en perjuicio de la mayoría social contraviniendo los intereses generales.

La aplicación de políticas del comunismo puro y duro que empobrecen a los países donde se imponen, con vivos ejemplos como la imposición de una dictadura en Venezuela, nos enseñan a libro abierto las consecuencias. Y en Argentina. Y en Ecuador, donde el desastre es brutal. En Zaragoza (ZEC) y Barcelona (Colau) la gestión ha sido y es nefasta. Y Madrid capital tiene por primera vez más parados que toda la Comunidad entera.

Por eso y porque estamos convencidos, el Partido Aragonés acude a las urnas con el PP para ayudar a garantizar la democracia, la estabilidad y la consolidación de la recuperación económica de Aragón y España; la protección social, la sostenibilidad de las pensiones, la educación concertada, privada y pública como prueba evidente de la libertad de elección; los servicios públicos, la unidad territorial, el emprendimiento y el empleo.

Queremos asegurar más futuro para Aragón. De hecho el programa de la coalición es el único que recoge las reivindicaciones aragonesas, gracias al PAR. Y queremos garantizar un Gobierno central moderado, de amplia base, estable y de progreso. Aumentar la calidad de la democracia con más transparencia pero también con más justicia social e interterritorial y con políticas en beneficio de la gran mayoría social. Y generar confianza en los inversores, en los mercados financieros y entre nuestros socios europeos. Además de mantener el actual sistema que nos hemos dado basado en la Constitución del 78, incluido el estado del bienestar para todos.

Estamos ante un momento político muy comprometido y difícil que puede suponer la pérdida del avance que hemos ido conquistando durante 40 años de democracia. Habrá que mejorar lo mejorable, pero en ningún caso tirar por la borda el esfuerzo común y la prosperidad alcanzada.

El domingo se decide en la urnas si queremos un Gobierno de centro que lleve al país hacia adelante por la senda del desarrollo, o queremos un Gobierno de Podemos «frívolo y radical» que nos lleve al desastre interno y a la más absoluta desconfianza externa. El voto a Ciudadanos, partido sin ideología propia y populista como los morados, es un voto perdido. El voto a Cs es votar «más bloqueo».

El 26 de junio nos jugamos mucho. Nos jugamos la salida efectiva de la crisis, la defensa de la legalidad constitucional, la necesidad de dar respuestas jurídicas y políticas al grave desafío que viola la integridad territorial de España, los retos de Aragón, la justicia en la impulsión y aplicación de las políticas fiscales, la credibilidad internacional, las políticas sociales para todos…. Ahí es nada.

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