Historia de Aragón, identidad, orgullo y dignidad

(Comunicación de Presidencia del partido)

Se ha presentado en las Cortes de Aragón el Prontuario aragonés del Reino y la Corona de Aragón que ha dirigido el catedrático Guillemo Fatás y que ha editado la institución. Se trata de un práctico manual que a través de 215 voces, 93 ilustraciones, mapas, documentos, genealogía de los reyes y listado de justicias, nos ayuda a comprender mejor lo que fue nuestro pasado.

Conocer nuestra historia es la mejor forma de rebatir con argumentos las manipulaciones históricas que estamos ya cansados de soportar, así que cabe esperar que sea un libro de utilidad, que comenzó ya a ser distribuido en el acto institucional del Día de Aragón y ahora, el objetivo es hacerlo llegar al mayor número de centros educativos y bibliotecas de toda la comunidad para que se divulgue de forma amplia.

La historia y la cultura son los elementos que más contribuyen a forjar la identidad de un pueblo, de una comunidad. Y cuando uno analiza, con objetividad, los hechos acontecidos a lo largo del último milenio, entiende porqué en Aragón existe esa fuerte conciencia colectiva.

Nuestra comunidad ha sido reconocida como nacionalidad histórica y siempre ha agradado el término de comunidad histórica, porque ésta es consecuencia de la firme voluntad de vivir en comunidad, frente a otras denominaciones que pueden adquirirse por la fuerza o por una decisión de carácter legal. En Aragón siempre hemos tenido conciencia de lo que somos y, sobretodo, de lo que queremos ser, no hemos requerido etiquetas especiales para justificar un trato distinto.

Aragón, desde sus inicios como condado, ha sido un territorio de derecho, donde el pacto ha resultado el instrumento más eficaz para solventar los conflictos. Eso ha propiciado abundante jurisprudencia y la aparición de instituciones concretas, que resultaron modélicas, en su doble acepción, porque su gestión fue ejemplar y porque sirvieron de inspiración para otras naciones.

Nuestro parlamentarismo, en las Cortes de Aragón, fue inédito en aquel momento, como lo fueron figuras como el Justicia o la Diputación del Reino, germen de la Diputación General de Aragón y de otras análogas en comunidades vecinas.

Fruto de nuestro carácter conciliador y poco propicio a generar debates estériles, la historiografía reciente ha minusvalorado la aportación de nuestra comunidad, heredera del reino, como elemento fundacional de nuestra actual nación. Como ha sucedido en otras cuestiones políticas, Aragón ha permanecido durante años entre las tendencias centralistas y las secesionistas, que han utilizado, a menudo, la historia como elemento legitimador de sus ambiciones, aunque haya sido a costa de distorsionarla.

Es hora pues de arrojar algo de luz sobre la verdad, sobre la historia que hemos compartido con otros pueblos, bajo la monarquía aragonesa, porque sabiendo de dónde venimos y lo que hemos hecho, podemos definir mejor lo que queremos ser y evitar que los errores se repitan. Y en ese sentido debemos proclamar que las barras gualdirrojas se conocen en heráldica como las barras de Aragón y así consta en numerosos blasones, que nunca existió la corona catalanoaragonesa o que los derechos civiles de los aragoneses perduraron durante siglos.

La edición de este prontuario aragonés no persigue ser la apoyatura para otras demandas, es simplemente un ejercicio de divulgación de nuestras instituciones, cultura, derecho y señas de identidad, por una cuestión de orgullo y dignidad.

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