La Educación, ante su futuro y el nuestro

por Roque Vicente,
diputado del PAR en la DPH y presidente del Comité comarcal de Ribagorza

La terrible crisis que tratamos de superar, con alto coste de vidas, afrontada con el sacrificio de muchos y el esfuerzo de todos, está poniendo de manifiesto determinadas carencias de nuestro modo de vida ante desafíos como el actual y, al mismo tiempo, está reforzando perspectivas incuestionables respecto a la sociedad de futuro que debemos construir.

Con ese enfoque, hay numerosas realidades que dábamos por hechas y que han revelado su función imprescindible: desde los servicios sanitarios a la producción agroganadera; desde la trascendencia de la investigación a la obligatoria revisión de un sistema económico y en especial, laboral.

Situaciones sobrevenidas como la que estamos viviendo, estoy convencido que nos va a permitir crecer de forma más robusta y resiliente. Debemos mejorar mucho, aprender de las experiencias que nos toca vivir y ser capaces de afrontar nuestra realidad futura en mejores condiciones.

En ese panorama, todavía incierto, debemos prestar especial atención a la Educación: nuestro futuro como sociedad no solamente no puede prescindir de la formación de las generaciones que van a dirigir y gestionar nuestro futuro, sino que ésta debe ser potenciada.

Teníamos ya la convicción de la Educación es elemento esencial en nuestro estado de bienestar, pero se trata de ser consecuentes con el papel fundamental que desempeña, como factor de progreso social, individual y colectivo. La dura situación nos ha demostrado que el sistema educativo debe avanzar en conceptos de equidad e igualdad, de forma que nuestros alumnos y profesores, estén donde estén, puedan acceder en las mismas condiciones. Afectados por la Covid-19, se ha comprobado que nuestro modelo educativo adolece de algunas deficiencias frente a las que es necesario avanzar con nuevos recursos pedagógicos, tecnológicos,… de forma que nuestro profesorado, el cual  ha realizado de forma casi autodidacta un enorme esfuerzo de adaptación a una la formación a distancia forzada, poniendo todo de su parte a fin de que este reto sanitario, no se convierta en una catástrofe educativa y formativa, pueda afrontar mejor el reto educativo en el futuro.

El tiempo pasa más rápido de lo que parece y en todo este proceso, con poco más de dos meses, los profesores -verdaderos referentes para nuestros hijos- merecen ser escuchados y tenidos en cuenta con cuantas aportaciones puedan realizar porque los métodos de emergencia ahora aplicados, llevan camino de durar meses y, cuando salgamos de ésta, van a estar en primera línea una vez los alumnos vuelvan a las aulas y quizá su labor, tan determinante, será distinta para siempre. Por el bien de ellos y de los niños y de las familias en general, sus apreciaciones estoy convencido serán de gran valor con la meta de encarar el futuro de la Educación con plenas garantías.

Hoy en día, todos los que tenemos hijos estamos pluriempleados, teletrabajamos desde casa, quienes así pueden hacerlo, atendemos las labores domésticas y familiares, muchas veces con mayores a nuestro cargo y, a la vez, colaboramos en la educación de nuestros hijos con las tareas del colegio, reforzando el intenso seguimiento de los profesores que continúan, también desde sus casas, corrigiendo, informando y formando. Estoy convencido que muchos hemos aprendido a reconocer el trabajo de nuestros profesores y maestros, profesionales que están al lado de nuestros hijos, estimulándolos con actitud positiva hacia la adquisición de nuevos conocimientos. Esto demuestra, lo importante del contacto entre profesor y alumnos, en esa relación muchas veces se ubica el éxito de la Educación.

Los profesores han aportado sus conocimientos, experiencias, creatividad e ingenio, para ir más allá de lo virtual. Casi podemos decir, que han humanizado la tecnología, porque la educación también va de emociones, afectos y abrazos, cuestión que nuestros hijos, de momento, echarán en falta.

Ahora bien, no solo en eso va a cambiar, al menos de momento, la forma de enseñar. Los profesores además de ejercer su actividad, va a tener que realizar un esfuerzo especial y prestar atención a cualquier cosa, por insignificante que parezca, ocurra dentro del aula o en las pantallas. También las familias tendremos que aprender a convivir y apoyar en las nuevas circunstancias.

Por eso, las autoridades educativas, en el momento que se den las condiciones adecuadas y se tomen las decisiones para retomar la actividad educativa en el aula, deberán incorporar en la planificación organizativa del sistema educativo, todos aquellos elementos a los que esta crisis sanitaria nos ha obligado, y que todos los agentes que participan en el sistema educativo (profesorado, amypas, ayuntamientos, administración educativa…) podamos ofrecer absoluta certeza de que la Educación de nuestros hijos se realiza no solamente sin riesgos sino también con la calidad que las generaciones que van a gestionar nuestro futuro merecen.

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