A bocajarro…

Arturo Aliaga López. Presidente del Partido Aragonés y portavoz en las Cortes de Aragón

Confianza. Esa es la clave. Aunque estamos en la senda de la recuperación económica, para multiplicar los efectos positivos es fundamental una buena dosis de sentido común, ejemplaridad y las mejores prácticas de gobierno para reconvertir el desempleo en trabajo estable aumentando de esa manera el crecimiento económico y el progreso social.

Desde el Partido Aragonés en coalición con el Partido Popular queremos contribuir a la consolidación de la recuperación económica, la salida efectiva de la crisis, la bajada del paro y la creación de empleo en momentos políticos de dificultad. Y eso no se logra con la ambición de poder a cualquier precio, ni con «propuestas fantasmas», ni sin propuestas. Ni tampoco con incoherentes discursos a la carta dependiendo de la autonomía de que se trate y en función de la rentabilidad política y electoral perseguidas. Y mucho menos con el insulto a cualquier precio como ocurrió en el cara a cara de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez cuya única obsesión fue desprestigiar desde el insulto y con malas artes a Rajoy, llegando a lo personal donde nunca debería entrar ningún político. Por respeto a sí mismo y por respeto al ejercicio de la política. No todo vale.

Los debates hay que ganarlos con propuestas constructivas y no intentarlo a bocajarro desde la injuria y la insolencia.

Estoy convencido de que la consolidación económica exige un Gobierno fuerte, solvente y serio, reconocido internacionalmente, con experiencia en la gestión y resultados. Por eso hemos sumado. Para contribuir, también, al mantenimiento del modelo de Estado, la unidad territorial y la arquitectura institucional básica para el modelo de convivencia y progreso social que hemos consolidado con la Constitución del 78. Con un programa conjunto que incluye los asuntos que a los aragoneses nos preocupan como el Estatuto, las infraestructuras, la financiación autonómica, nuestras instituciones y señas de identidad.

Creemos en la necesidad de aumentar la calidad de la democracia con más transparencia, más justicia social, financiera e interterritorial. Más limpieza y ética política. En la regeneración como objetivo irrenunciable para todos y cada uno de los servidores públicos. Siempre desde las ideas constructivas y la generosidad.

Otra de las cuestiones que me preocupa es el proceso soberanista catalán. Mi partido aprobó recientemente por unanimidad una declaración de rechazo a la ruptura unilateral de los partidos independentistas de Cataluña y en defensa de la legalidad vigente. También, defendiendo que es la hora de dar respuestas jurídicas y políticas al grave desafío que viola la integridad territorial de España y el respeto al Estado de Derecho. Estoy convencido de la necesidad de apertura de un proceso de diálogo y consenso sobre la cuestión territorial para una España unida que nos afecta a todos. Nunca he estado más lejos de la confrontación y separación, del incumplimiento de la ley, de actitudes de manipulación y deslealtad, de la exigencia de privilegios e independencia.

Tengo claro que la actual situación política y la irrupción de nuevas fuerzas podrían poner en riesgo la consolidación de la recuperación económica indispensable para el mantenimiento del bienestar, el modelo de Estado y la unidad territorial. Y también tengo claro que el 21 de diciembre ya no habrá vuelta atrás. Ingobernabilidad, pactos letales para el interés general, o reafirmación y consolidación del futuro emprendido. Esa es la cuestión

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