Aragón no es separatista

Arturo Aliaga López. Presidente del PAR y portavoz del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés en las Cortes de Aragón.

Arturo Aliaga López. Presidente del PAR y portavoz del Grupo Parlamentario del Partido Aragonés en las Cortes de Aragón. Uno viene a la política con vocación de servicio. Pretende con mayor o menor fortuna solucionar los problemas que aquejan a los aragoneses; Nunca nadie debería adentrarse en la política para generar problemas nuevos donde no los hay, y lo que es peor, donde nunca los ha habido.

Esta reflexión viene a cuento del documento elaborado por Podemos, en el que se incita a Aragón y a los aragoneses a iniciar la vía de un nacionalismo reaccionario, reivindicando un derecho a la autodeterminación e invitando a la población a explorar un proceso constituyente en el que Aragón se reivindique como Nación.

En este caso ignorancia y estulticia se vuelven sinónimos y demuestran en quien propone semejante dislate un desconocimiento profundo de Aragón, su historia y la idiosincrasia de sus habitantes.

Aragón, junto con Castila y Navarra fueron los tres reinos que conformaron España como Estado Moderno. Siempre he sentido con orgullo haber sido no solo el embrión, sino el impulsor del Estado nación que hoy conocemos por España-. Somos Nacionalidad Histórica, no solo por el reconocimiento de nuestro Estatuto de Autonomía, sino porque negar al pueblo aragonés dicha condición sería desconocer nuestra historia y nuestra esencia. Padecimos, como otros territorios, el centralismo borbónico. Nos vimos afectados por los Decretos de Nueva Planta, al igual que pudieron verse otros territorios de España. Pero nunca negamos nuestra adhesión a la Nación española, ni renegamos de la condición de españoles, ya que a fin de cuentas el estado español era parte de nuestra. Éramos parte y artífices de la criatura.

A diferencia de otros territorios – en puridad – no ha existido un nacionalismo aragonés. Ni tan siquiera en el transcurso de la Segunda República donde se llegó a concebir un régimen autonómico para Aragón (al igual que para otras comunidades históricas) pero no se estructuró un nacionalismo de corte separatista, donde se pusiera en cuestión la pertenencia al Estado español.
Tenemos muchos problemas y tal vez una huida hacia adelante planteando la cuestión territorial de una forma radical, sea una forma de esconder la incapacidad de algunos para afrontarlos. Crear un problema mayor para resolver otro, es una de las manidas estrategias de manipulación que ciertos sectores del espectro político acostumbran a usar. Pero nunca ha sido en sí mismo una solución.

Llevamos 40 años impulsando la política en esta tierra y plenamente conscientes del papel histórico de Aragón, pero también del orgullo de los aragoneses de sentirse parte de ese conjunto que llamamos España. Siempre nos ha guiado la máxima de hacer crecer España en Aragón y a Aragón en España. Y así se recoge en nuestros estatutos.

Tal vez los que aspiran a ser socios de gobierno de los proponentes de este dislate, deberían repensarse su política de alianzas y asociaciones. Si recientemente la unión de las izquierdas y los independentistas no ha sido posible en España, porque era malo para ella, tampoco puede ser bueno para Aragón ver a los socialistas de la mano de estos independentistas de nuevo cuño. Parece razonable la máxima de lo que es malo para España es malo para Aragón.

Si Podemos hubiese comparecido a las elecciones autonómicas de mayo de de 2015 con estos postulados, es seguro que no habrían alcanzado los catorce escaños de los que hoy disfrutan. Bien está que se hayan quitado la careta. Nosotros siempre seremos aragoneses en España y españoles en Aragón.

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