Y resulta que el cambio éramos nosotros. Nos ha costado verlo, más que nada porque por fin nos han dejado, pero más vale tarde que nunca. Es imposible vencer a un partido que nunca se rinde.
En un panorama político asfixiante, en el que priman más el ruido y la propaganda barata que la política útil y de servicio público al ciudadano, comienza su andadura el nuevo Partido Aragonés. Es decir, nosotros, la nueva Ejecutiva.
Personas, proyectos, principios y valores, con Alberto Izquierdo a la cabeza, con gente joven empujando y con todo el capital humano y experiencia detrás. No hay que desechar y despreciar nada ni a nadie, todos queremos caminar en la misma dirección, todos tenemos algo que aportar y todos tenemos ilusión por hacer un Aragón más grande. Nuestras puertas están abiertas para todos los que se quieran unir, que se quieran subir a nuestro barco que lleva motor nuevo.
Durante los últimos años hemos pasado por momentos críticos y seguro que el camino no va a ser fácil, pero ahora solo cabe crecer. Hemos visto cómo algunos se cobijaron bajo la sombra proyectada por las alas de la gaviota y cómo finalmente se han dejado abrazar por ella y han sido fagocitados. Era de esperar.
Otros miraron hacia la rosa, una rosa que se está marchitando y a la que cada día se le caen nuevos pétalos. Puede ser lícito y loable, cada cual puede elegir la comodidad de los grandes, pero el 95% seguimos aquí. Eso es lo importante. Elegimos el trabajo y el esfuerzo sin cuartel, el caminar y hacer camino, pueblo a pueblo. Para nosotros, el cuentakilómetros no para. A pesar de todas las dificultades, ahí estamos nosotros, el aragonesismo con Mayúsculas, el que durante más de 40 años ha luchado, con sus aciertos y sus errores, por tener una Comunidad próspera, Aragón.
Luchar vale la pena. Por nuestros pueblos grandes, por los pequeños; por nuestros grandes empresarios, por nuestros autónomos y por nuestra función pública; por nuestra sanidad, por nuestra educación y por nuestros servicios sociales; por futuras infraestructuras y por tener suficiente dotación hídrica en el llano y en la montaña; por nuestro capital humano, nuestros mayores y nuestros jóvenes. En definitiva, por un futuro digno para nuestros hijos. Por una eficacia que ha de ser corregida y redirigida. Debemos de ser ágiles porque la economía no espera, hay que ir a buscarla.
Estamos cansados de políticos que dicen defender Aragón y se pliegan a la primera de cambio a lo que dicen en Madrid. Esos no quieren a Aragón, se quieren a ellos mismos. No queremos una España ni un Aragón vaciado o ‘vacilado’. Sí, digo bien, ‘vacilado’. Eso es lo que está pasando en los últimos años. Mientras otros territorios prosperan, a los aragoneses nos están vacilando.
Todo resulta lejano, pero o defendemos nosotros Aragón o no nos va a venir a defender nadie. No queremos ser más que ninguna otra comunidad autónoma, pero tampoco menos.
Hemos aguantado y hemos sabido renovarlo todo. Se avecina una carrera larga, con puertos duros, pero tenemos piernas y, lo más importante, ganas e ilusión. Y, sobre todo, saber hacer. Ya hemos demostrado en más de una ocasión que podemos traer de los presupuestos más financiación para nuestra tierra. Otros, plataformas y diputados solitarios, solo hacen declaraciones para quedar bien cuando el tren pasó hace meses. Siempre tarde y casi siempre mal, pero el ruido que no falte. Eso hacen las latas vacías, ruido.
Vamos a trabajar para que se nos dé otra oportunidad. Somos gente nueva con nuestros trabajos y con nuestras familias. No necesitamos la política, pero necesitamos Aragón.
Y como decía Antonio Gala: si la muerte (en este caso política) ha de venir a buscarnos que nos encuentre de pie, luchando y defendiendo nuestra tierra, no llorando por lo que podíamos haber hecho, ni gritando desde la barra de un bar o quejándonos de todo en las redes sociales. Hay que actuar y seguir actuando.
En Aragón antes fueron leyes que Reyes. Somos nuevos, somos jóvenes, vamos a por ellos, vamos a por todas.
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(Artículo publicado en Heraldo de Aragón)