Numerosas son las noticias que aparecen en los últimos tiempos vinculadas a las comarcas del Bajo Aragón, Matarraña o del Maestrazgo, bien por un motivo u otro, por un proyecto u otro o por una reivindicación u otra.
Nuestro territorio, el aragonés, es amplio y diverso y, por ello, las comarcas y los municipios deben contar con autonomía para desarrollar aquellas iniciativas que consideran que favorecen su desarrollo económico y el consiguiente crecimiento demográfico.
Desde el Partido Aragonés consideramos que el desarrollo de nuestros territorios necesita de una serie de pilares fundamentales sobre los que asentarse. Uno de ellos es la vivienda, el tema estrella de los últimos meses, uno de los problemas más acuciantes de nuestros jóvenes y del medio rural.
Hace unos días visitaba Bordón, en el Maestrazgo. Este pequeño municipio, con mucho esfuerzo y ayuda externa, ha logrado atraer a nuevas familias con niños ofreciendo cuatro casas de alquiler social y tiene como objetivo poner en marcha otras dos más. Hay posibilidad de trabajo y de crecer, pero claro, los presupuestos municipales son los que son. Si queremos que nuestros pueblos progresen es necesario redoblar las ayudas para contar con vivienda pública asequible o de alquiler social en todo el territorio, no solo en las grandes ciudades.
El fomento del empleo, la captación de proyectos inversores que generen puestos de trabajo en nuestras comarcas es otra asignatura pendiente. Se habla de inversiones en Aragón superiores a los 40.000 millones de euros en Aragón pero, ¿cuántas llegarán a nuestro territorio?
La equidad en los servicios públicos y la mejora del bienestar de los aragoneses y aragonesas debe primar frente a cualquier otra iniciativa. No tiene sentido que los territorios compitan en desigualdad, que municipios del Bajo Aragón, el Matarraña o el Maestrazgo no tengan un servicio médico o educativo en condiciones. No podemos consentir la exclusión financiera a la que se está sometiendo sobre todo a nuestros mayores en el medio rural, es inadmisible que en muchas zonas de Aragón no exista una oficina bancaria o un cajero automático en muchos kilómetros a la redonda.
El último de estos pilares, para nosotros el fundamental, es el derecho del territorio, de las comarcas y de los municipios de decidir sobre su futuro. Tenemos que huir de la antipolítica, de esa política fácil y vaga, que evita el trabajo y vive de generar discrepancias y, sobre todo, desconfianza.
Desde el Partido Aragonés apostamos por la confianza, por la transparencia, por la fiabilidad de los proyectos políticos como el nuestro que nunca ha dudado de qué es lo que hay que hacer en el territorio y, sobre todo, de quién tiene el derecho a decidir cómo hacerlo. ¿Cómo puede tener más legitimidad una asociación o un partido político que un Ayuntamiento votado por los ciudadanos?
Es inadmisible que tomen las decisiones que afectan al territorio personas que simplemente van a veranear a él o a pasear el fin de semana. Son los municipios, los ayuntamientos, los que deben decidir y deben hacerlo siempre escuchando a sus vecinos, a los que viven en ellos los 365 días del año. No convirtamos Aragón en una tierra ‘de fin de semana’, en un parque lúdico en el que todos tengan que llevar boina y burro para que los urbanitas puedan hacerles fotos los fines de semana.
Nuestro territorio está muy vivo y tiene voz, quiere avanzar, participar de ese desarrollo económico y tecnológico concentrado en Zaragoza y su entorno. Dejemos que sean sus ayuntamientos y sus vecinos los que decidan.