En defensa de las comarcas y la sostenibilidad del territorio

Roque Vicente Lanau. Vicepresidente Intercomarcal del Partido Aragonés en Huesca

Desde la actividad política debemos concienciarnos que la obligación es gobernar para todos, con el propósito fundamental de ofrecer unos servicios del Estado de Bienestar adecuados y permitir que todos tengan las mismas oportunidades, deberes y derechos para el desarrollo de su proyecto personal y de vida. Una frase que puede quedar como una secuencia de palabras, pero los que nos la creemos y reflexionamos sobre ella, entendemos que lleva una gran carga de profundidad y consecuencias para una comunidad como Aragón.

Como desde el Partido Aragonés esa convicción forma parte de nuestro ideario y criterios, nos lo creemos. Así lo hemos venido demostrando en los sucesivos presupuestos de la Comunidad Autónoma de Aragón, realizando los esfuerzos necesarios para garantizar en todo momento «La sostenibilidad del medio rural», ofrecida en este caso por las comarcas.

Una posición esencial para hacer viable el Aragón que hoy conocemos; así con esta idea, hemos defendido una organización territorial en la que municipios y comarcas conviven para prestar los servicios que hagan posible una vida en el medio urbano y rural. Se insiste mucho en la necesidad de defender este último, en reivindicar el papel de sus gentes, pero hechos son amores y no buenas razones, por eso como en todo, hay que destinar los recursos necesarios para que esto siga siendo así y cumplamos fielmente con lo que decimos y a lo que nos comprometemos.

En este momento entra en juego el modelo de organización territorial con el que cuenta Aragón, una comunidad que con la cobertura de las distintas administraciones, hacemos posible la realidad aragonesa; y estando de acuerdo, en la necesidad de un análisis y reflexión sobre nuestra organización territorial que tenga como perspectiva la mejora de la prestación de los servicios y evitar esfuerzos duplicados, así como el optimizar los recursos adecuados; lo que no podemos decidir mientras esto llega, es reducir la partida presupuestaria de las comarcas en algo más de un 36 % para la prestación y el mantenimiento de los servicios a los que debe hacer frente, recursos por cierto, para pagar a los profesionales que prestan estos servicios. No hay que olvidar que estos son prestados por personas.

Es lo aprobado en estos momentos por el Gobierno de Aragón y como cualquier decisión, esta tiene algunas consecuencias, algunas de las cuales con cierto carácter irreversible.

En primer lugar, un tremendo paso atrás en la consolidación de las mismas, como ente que debe atender las dificultades que supone en muchas ocasiones el vivir en zonas de montaña, lejos de la capital de comarca y con niveles de despoblación importantes. No olvidemos que desde la proximidad la resolución al problema es mucho más eficaz.

En segundo lugar, poner en riesgo, la permanencia o la continuidad de la multitud de esos pequeños municipios donde, en no pocos momentos las únicas personas que sus vecinos ven al cabo del día, son quienes vienen a prestar los servicios como la recogida de basuras, los servicios sociales o la actividad deportiva, por cierto todos ellos prestados por las comarcas. Con esto, estamos dándole alas al pregonero, en este caso, a la despoblación y el envejecimiento.

En tercer lugar, perder el encanto y los rincones de Aragón que gracias a la existencia de estos pequeños núcleos y sus vecinos se mantienen. Pueblos con servicios equivale a pueblos habitados, con actividad económica y que mantienen sus infraestructuras y entorno, que a los que piensan en ellos como lugares para pasar fines de semana, vacaciones o cualquier momento de esparcimiento, tendrían que buscar otras opciones, posiblemente más urbanas o en otro Aragón al que hoy conocemos. Aragón pierde y mucho, si es así.

Y por último, en cuarto lugar pero no menos importante, el incremento de la brecha entre lo urbano y lo rural. Se incrementarán las diferencias entre un estado de bienestar en el mundo rural y el urbano, precisamente todo lo contrario a lo que se viene realizando en estos últimos años, cuando hemos tratado de minimizar esas diferencias, buscando como decía anteriormente que todos tengamos las mismas oportunidades y los mismos derechos.

Por todo estoy seguro que por muchas otras cosas que se puedan ocurrir, es necesario restituir la posición ganada durante todo este periodo desde que se crearon las comarcas. Solo así, al menos en esta parte, podremos aceptar que los presupuestos de la Comunidad Autónoma de Aragón están realizados pensando en las personas y no en fundamentos ideológicos. Pero eso sí, tiene que ser en todas las personas, estén donde estén, de forma que se pueda al menos entrar a valorar que se han realizado con un estigma social, (no productivo es evidente), pues las comarcas, en el ejercicio de sus competencias, sea cual sea, tienen sobre todo una gran componente social.

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