La liberalización del peaje de la AP-2 supuso un paso adelante para minorar el altísimo y vergonzoso índice de siniestralidad de la carretera N-II. Sin embargo, el desdoblamiento de ésta última sigue siendo necesario debido a diversas causas, incluyendo nuevamente el alto grado de siniestralidad que continúa, ahora repartido entre las dos vías en cuestión.

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